domingo, 6 de febrero de 2011

BRASAS

Hay una deuda repugnante
Entre el silencio y la palabra
Uno deshilacha recuerdos
En todos los sentidos,
La otra, imparable
Arrasa como vendaval
Las larvas ocultas.
Intuyo que hubo un origen
Elijo, no quiero nada
Cercano al final.
Mi yo mortuorio se ríe
Es vida
Conoce las andanzas
De cuanto espíritu ha caído
Y los ata, los revuelca
En su cintura estelar
De otra desfigurada existencia
Los envuelve en infinitos
Adverbios
Encadena su estrechez
A este pezón lujurioso
Donde tu universo alimenta su
Eslabón perdido.

Mi yo benévolo que acusa
Con lengua venenosa
Tu orgasmo
De palabras copiosas
Y al final
Me libero de tus cadenas
Y vuelo, me dejo succionar el aire
Me descanso en tus ojos café
Desnudo mi locura de amor y odio
En un solo de piano
Donde sigilosamente
Tocas cada nota en mi cuerpo abrasado.



No hay comentarios:

Publicar un comentario