jueves, 17 de febrero de 2011

ENCALLADA

Hay una fisura acantilada
en el desierto de mi voz.
He saboreado la miel de Dios
en tus palabras.
He encontrado el sentido de la vida
por abrupta, escarpada que ella sea.
La locura , desde luego, ha sido enamorarse
sin razón, para acabar siendo razonable,
después de tanto tiempo.
Vagabundeo errante en las arenas
recogiendo los recuerdos de tus maliciosas palabras.
Me horrorizo del vacío y el silencio,
la novedad que dejó de serlo,
lo siguiente del día después.
Tu astucia, las huidas, los fantasmas
demoníacos pisándome los talones.
O peor aún este cielo infinito
que ha sido mi santuario
envuelto en papel celofán y tu nombre....
siempre tu nombre
y ese olor a sonrisa desdibujada.
El lugar donde tu indiferencia
clavó la flecha, sangra.
Y decido la manera mas fascinante
de afrontar la realidad y alejarte de mi.
Cierro el inmenso pórtico y asumo
el amargo exilio de tu amor.

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