jueves, 30 de diciembre de 2010

DESGUACE HUMANO

Una estación de tren, espera desmedida
rostros aquietados, resquebrajados.
Hundo el dedo en el mármol
polvoriento,  me pregunto
cuántos kilómetros de silencio llevan transitados?
Cada rostro es un recuerdo venerado,
sin monumentos, ni lápidas destellantes.
Solo vidas heroicas en el anonimato
en el día a día, enfrentadas al olvido.
Rostros agazapados en el desguace
propio de los amaneceres
sin efusión, ni devaneos.
Rostros tumultuosos, cráneos soleados.
No es el Sinaí, no hay profetas
solo vías siempre vacías.
Nadie aplaude, nadie persigue un sueño
en este ignoto paraje cubierto
de sobrevivientes en liquidación.
Es esta tierra silente y asesina.

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