lunes, 27 de diciembre de 2010

IDILIO LEJANO

Que rigurosos e insolentes desencuentros
tramamos cada día.
Extraemos de unas pocas palabras
la esencia
y aquí las dejamos esperando que el otro
se conforme con ellas y sea feliz.
Sin imaginar siquiera que aunque afilando
los dientes no somos 
sino sombras
disciplinadas de algo que yo llamo
amor
y que tu llamas 
fascinación.
Gestamos una cópula idílica,
pero solo los huesos se asombran.
Somos raptores de cuerpos,
sin epitafios ,
los obituarios los llevamos en la frente,
cada vez que vuelo orgásmicamente hacia ti,
cada instante de mi vida,
y desparramo mi cuerpo en el camposanto ,
solo para enterrar secretos.
Así son las cosas, las cosas indefinibles,
desconocidas y curiosas.
Quiero contemplarte deseosa cada día
entre tu y yo ,
no hay océanos, solo infinitos mordiscos
heredados de Eva.
Un pecado tras otro no deja ese sabor amargo
de la soledad sin horas.
A quién llamo? a quién pregunto que hacer ,
qué murmullos escucho,
si la noche es la constatación de la ilusión del día,
y el adormecimiento eterno del cuerpo?.

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